Tras la propia familia, la comunidad de vecinos es el estamento social más próximo para la mayoría de ciudadanos. El más cercano y uno de los que más conflictos puede llegar a generar. Se trata de una entidad jurídica regida por la Ley de Propiedad Horizontal y por sus propios estatutos, normas que le otorgan una serie de derechos y deberes. La gestión de una comunidad de propietarios nunca ha sido sencilla, y en una sociedad cada vez más tecnificada y regulada, esta tarea ha incrementado su complejidad en los últimos años.
Normativas, inspecciones, obligaciones tributarias, reclamaciones ante los ayuntamientos, los comuneros y otras comunidades vecinas. Es aquí donde aparece la figura del administrador de fincas, un profesional altamente cualificado capaz de gestionar todo cuanto concierne a las comunidades de propietarios. Una labor importante en nuestra sociedad, aunque a menudo no lo suficientemente valorada.
El reto para estos profesionales, agrupados en sus respectivos colegios profesionales regionales, es afrontar todos estos desafíos con un servicio de calidad y competitivo en precio.